Me gustó mucho la semana pasada compartir mis inicios de libro preferidos y como me quedaron algunos pendientes, ¡repito experiencia! Por si os interesa ver los primeros que añadi de autores como Cortázar, García Márquez, Orwell o Salinger, ¡podéis clicar aquí!
#1 Platero y yo de Juan Ramón Jimenez
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría
todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de
sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
#2 El viejo y el mar de Ernest Heminqway
Era un viejo que pescaba solo en un bote en la corriente del Golfo y hacía ochenta y cuatro días que no cogía un pez.
#3 El pistolero (volumen I de la Torre Oscura) de Stephen King
El hombre de negro huía a través del desierto, y el pistolero iba en pos de él.
#4 Rebeca de Daphne de Maurier
Anoche soñé que volvía a Manderley, me encontraba ante la verja pero no podía entrar, porque el camino estaba cerrado. Entonces, como todos los que sueñan, me sentí poseída de un poder sobrenatural y atravesé como un espíritu la barrera que se alzaba ante mí. El
camino iba serpenteando, retorcido y tortuoso como siempre... pero a
medida que avanzaba, me di cuenta del cambio que se había operado; la
naturaleza había vuelto a lo que fue suyo y
poco a poco se había posesionado del camino con sus tenaces dedos. El
pobre hilillo que había sido nuestro camino avanzaba y finalmente allí,
estaba Manderley. Manderley reservado y silencioso. El tiempo no había podido desfigurar la perfecta simetría de sus muros.
#5 El tambor de hojalata de Gunter Grass
Lo reconozco: estoy internado en un establecimiento psiquiátrico y mi
enfermero me observa, casi no me quita el ojo de encima; porque en la
puerta hay una mirilla, y el ojo de mi enfermero es de ese color castaño
que a mí, que soy de ojos azules, no es capaz de calarme.
#6 El Aleph de Jorge Luis Borges
La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de
una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al
sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la
Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos
rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto
universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una
serie infinita. Cambiará el universo pero yo no, pensé con melancólica
vanidad; alguna vez, lo sé, mi vana devoción la había exasperado; muerta
yo podía consagrarme a su memoria, sin esperanza, pero también sin
humillación.
#7 El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez
Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados.
Añado este inicio que me dejó en mi anterior publicación Carmen Ferreira:
#8 La Ratesa de Gunter Grass
Por Navidades me pedí una rata, confiando en encontrar rimas logradas por una poesía que tratase de la educación del género humano. En realidad hubiera querido escribir sobre el mar, mi charco báltico; pero ganó la rata. Mi deseo se vio satisfecho. Bajo el árbol de Navidad me encontré con la sorpresa de la rata.
-> Muchas gracias Carmen porque ¡ten por seguro que leeré el libro sólo con este inicio tan prometedor!
Bueno, ¿qué os han parecido? ¿Habéis leído alguno de los libros que menciono? ¿Leeríais alguno únicamente por como empieza?
Y claro, si tienes alguna recomendación, algún inicio que recuerdes y que te parezca que debe estar, ¡dímelo! Encantada de subirlo en una próxima entrada y de leer el libro.