Hoy os dejo la segunda parte con fragmentos del libro de Cho Nam-joo, llamado Kim Ji-young, nacida en 1982. Podéis leer la primera entrada aquí.
#1
“Mamá, ¿cómo hiciste tú para criarme a mí y a mis hermanos? ¿No fue duro? ¿No te arrepentiste de tenernos? ¿Tan fuerte eres?
—Ni me preguntes sobre eso. De bebé, tu hermana lloraba tanto como ahora. Chillaba día y noche. Ni me acuerdo de cuántas veces tuve que ir al hospital porque no paraba de llorar. Además, erais tres. Pero tu padre ni siquiera cambiaba los pañales y yo debía servirle a tu abuela las tres comidas del día a la hora exacta. En fin, entre que tenía sueño y me dolía todo el cuerpo, tenía otras mil cosas. Viví un infierno.
Si fue tan dura su vida, ¿por qué mamá nunca habrá dicho que fue demasiado para ella? Pero no era solo su madre. Ni los parientes ni otras mujeres ni sus amigas le habían contado a Kim Ji-young con exactitud qué implicaba tener un hijo y criarlo. La televisión o las películas solo mostraban a niños bonitos y tiernos, e insistían en que una madre es bella y grandiosa. Por supuesto, Kim Ji-young iba a criar a su niña con responsabilidad y amor. Sin embargo, por nada del mundo quería escuchar a la gente decirle que estaban orgullosos de ella o que era estupenda. Consideraba que cumplidos como esos le impedirían expresar que la maternidad le parecía demasiado dura."
#2
“A pesar de todo, no pocos medios de prensa sembraban en las mujeres un sentimiento de culpa y angustia. Advertían que los tratamientos y las drogas que les administraban a las parturientas en los hospitales podían afectar al bebé. Gente que se tragaba pastillas por un leve dolor de cabeza y que pedía anestesia hasta para quitar lunares estaba presionando a las madres de este mundo para que aceptaran el dolor, porque todas sufren igual, y para que vencieran el miedo. Hablaban como si eso fuera amor de madre. ¿Sería aquello una religión? ¡Creed en el amor de una madre! ¡Os acercará al cielo!”
#3
“La gente me llama madre parásita.
Al escuchar su comentario, su marido reaccionó con un largo suspiro.
—Son cosas que dicen los niños de primaria por internet. Así hablan en la red, no en la vida real. Nadie habla así en realidad.
—No, te equivocas. Me lo han dicho a mí. Ahí, en el parque que está cruzando la calle. Unos hombres adultos, vestidos con traje y todo.
Kim Ji-young le contó a su marido lo que le había ocurrido por la tarde. En ese momento solo había querido escapar de la situación, abrumada por el impacto que le produjo la expresión y por la humillación recibida, pero al recordarlo allí, en casa, se puso roja y empezaron a temblarle las manos.
—Pagué mil quinientos wones por ese café. Y esos tipos lo sabían porque se estaban tomando lo mismo. ¿Es que no tengo derecho siquiera a tomar un café de ese precio? Y aunque costara un millón de wones, es asunto mío cómo gasto el dinero que gana mi marido. Yo no te he robado el dinero. He tenido una hija aguantando unos dolores que casi me matan y he renunciado a mi vida, a mi trabajo, a mi sueño y a mí misma para cuidarla. Y eso me convierte en una parásita. ¿Qué debo hacer ahora?"
¿Qué os parecen los fragmentos? Ya véis que trata sobre el rol de la mujer y madre en la sociedad coreana.
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