En este volumen, Yukie Sakai decide unirse a la resistencia… ¡contra un escuadrón de pañales maníacos empeñados en conquistar el mundo! Un hospital con escasez de personal contrata zombis para cuidar a sus pacientes, pero... ¿qué comen exactamente? Cuando un anciano crea una máquina que produce experiencias extracorporales, ¿qué podría salir mal? ¿Y por qué los niños tienen propulsores en las medias? Tres palabras: ¡Santa tiene demencia! Una serie de historias llenas de humor negro que a primera vista parecen ser solo entretenimiento, pero que tratan también problemáticas sociales, relacionados en esta ocasión, con la tercera edad.
Antes de terminar el año ya os dejé la reseña del primer volumen de Demencia 21 de Shintaro Kago.
Si fuera por ganas, en el momento de terminar el primero ya habría empezado con el segundo, pero no, decidí dejarlo al menos hasta enero y... ya veis que ha sido de las primera lecturas de este año.
Lo que ahora me supone un problema pues no tengo nada más del autor para leer. En fin, vamos a este segundo volumen publicado por la editorial Ponent Mon, en rústica con sobrecubierta y tapa blanda. Es un volumen grande de formato que llega casi a las 300 páginas, en blanco y negro y que se lee en el sentido oriental, o sea, de atrás hacia delante.
Este segundo volumen se parece al primero en cuanto a trama, volvemos a encontrarnos con Yukie Sakai, nuestra asistenta para personas mayores.
Son diferentes historias llenas de un humor de lo más negro, que tanto nos pueden hacer reír como pensar en la problemática social que trata, los problemas que viven los mayores, su peso en la sociedad, su aportación, como les tratan sus hijxs y parejas...
En Demencia 21 encontramos un total de 9 historias, algunas menos que en el anterior pero contando con la misma cantidad de páginas, así que simplemente son algo más largas. Son autoconclusivas aunque en algunas de ellas volvemos a personajes que ya aparecieron en el primer volumen.
Además de lo anterior, Yukie Sakai se une a la resistencia contra el escuadrón de pañales maníacos, los zombis que trabajan en los hospitales, los nietos que solo quieren el dinero de sus abuelos...
Siempre he dicho que Shintaro Kago no es un mangaka apto para todos los públicos, pero Demencia 21 es bastante más light que otras obras suyas. Sí que trata temas de cierta violencia, algo de sexo pero poco explícito y algún detalle escatológico pero comparado con otras obras suyas es asequible para todos los lectores.
Así pues, dentro de lo anterior, creo que incluso compartirá sentido del humor con muchos lectores.
Sí que tiene su punto exagerado y surrealista pero asequible, no deja indiferente pero tampoco horroriza. Así que, si queréis empezar con algo del autor pero os asusta hasta donde puede llegar... no es una mala opción.
Los relatos no tienen un orden cronológico como tal, el denominador común es nuestra protagonista y como va saltando de hogar en hogar encontrándose con situaciones cada vez más surrealistas e hilarantes. Lo descabellado y absurdo se unen con la crítica social que supone este obra.
Parte gráfica en blanco y negro, dejando el color únicamente para la portada y para algunas ilustraciones que veremos al terminar la obra.
La protagonista es incluso un poco kawaii y hay un relato donde aún lo es más e incluso aparece el autor con una interesante visión del manga, lo que triunfa y lo que le gusta hacer a él.
La belleza, frescura e inocencia de Yukie Sakai contrasta con los ancianos: arrugados, deformes, grotescos a veces... una distorsionada visión del ser mayor en Japón pero también en el resto del mundo.
Detrás de este recopilatorio humorístico encontramos la crítica social, que tanto es aplicado a su sociedad como a la nuestra.
Kago da visibilidad a este problema a lo largo de las 600 páginas de los dos tomos. Y oye, no está mal para un problema que acostumbra a taparse, nadie quiere envejecer y nadie quiere pensar en ello.
En definitiva, después de todo lo anterior poco más puedo decir. Si algo tiene de malo es que todo se acaba y aunque he querido leerlo de forma lenta y pausada... no hay manera, es empezar y no querer parar. Me pasó con el primer volumen y me ha pasado con el segundo, solo deseo que esto no acabe aquí y que pueda ver más aventuras de Yukie Sakai y sus ancianos.
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