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martes, 17 de mayo de 2022

Tatiana Tibuleac - El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes

 

SINOPSIS  

Aleksy aún recuerda el último verano que pasó con su madre. Han transcurrido muchos años desde entonces, pero, cuando su psiquiatra le recomienda revivir esa época como posible remedio al bloqueo artístico que está sufriendo como pintor, aleksy no tarda en sumergirse en su memoria y vuelve a verse sacudido por las emociones que lo asediaron cuando llegaron a aquel pueblecito vacacional francés: el rencor, la tristeza, la rabia. ¿Cómo superar la desaparecido de su hermana? ¿Cómo perdonar a la madre que lo rechaza? ¿Cómo enfrentarse a la enfermedad que la está consumiendo? Este es el relato de un verano de reconciliación, de tres meses en los que madre e hijo por fin bajan las armas, empleados por la llegada de lo inevitable y por la necesidad de hacer las paces entre sí y consigo mismos. Plena de emoción y crudeza, Tatiana ţîbuleac muestra una intensísima fuerza narrativa en este brutal testimonio que conjuga el resentimiento, la impotencia y la fragilidad de las relaciones maternofiliales. Una poderosa novela que entrelaza la vida y la muerte en una apelación al amor y al perdón. Uno de los grandes descubrimientos de la literatura europea actual.



No recuerdo qué me hizo leer este libro pero me adentré en él sin demasiados conocimientos y me sorprendió y cautivó a partes iguales.
 
256 páginas, en una edición de la editorial Impedimenta, publicada en rústica con sobrecubierta. La acción transcurre en Francia pero realmente podría ser en cualquier lado.

Su inicio es brutal y su desarrollo va a la par, es una novela de esas que terminas y te deja huella. Pero vamos a ello, al por qué deberíais leer esta novela.

Aleksy es el protagonista de la historia, también el narrador. Muchos sentimientos bullen dentro de él, pero los que más nos llegan son su odio y resentimiento. Aleksy vive con su madre y ya al inicio vemos que su relación no es buena, ronda entre ellos la figura del padre ausente y la de una hermana pequeña que falleció.

Estas dos ausencias no han unido a madre e hijo, sino todo lo contrario. El odio del hijo es casi enfermizo, tiene problemas psiquiátricos que tampoco ayudan en nada y... bueno, su madre tampoco se portó bien con él cuando era más pequeño y aunque parece que sabe como llevar al chico, no logra traspasar las barreras que ha puesto el chico, hasta ese verano.
 
Como os decía el libro ya empieza de forma potente y continúa en esa tónica, aunque somos testigos del cambio vital que se produce en el protagonista, en el que redescubrirá la figura de su madre envuelta con el aura de una enfermedad y de la proximidad de la muerte.

Una narración corta, pues a día de hoy parece que los libros deban tener más de 400 páginas, llena de emoción y crudeza. Es el primer libro de la autora moldava que impactará a todos los lectores que decidan entrar en esta obra. 

Aleksy recuerda el último verano pasado con su madre, lo hace desde la distancia y con el velo que pone el paso del tiempo, pero poco a poco vivirá las emociones que invaden esa estación que pasó con su madre.

El lenguaje tiene mucha importancia en esta obra, directo, brutal, descarnado y crudo. La narración mezcla con retazos del pasado momentos del presente, estos últimos nos hacen intuir la situación actual del chico, lo que puede haber sucedido desde ese verano en el que su madre tuvo los ojos verdes.

Pero como no puede ser de otra manera, también descubrimos a la madre y lo hacemos a través de los ojos del chico, quizá es inevitable juzgarla pero también a él, pero poco a poco vamos empatizando con los dos, entendiendo lo que les ha llevado a ser como son y tener la relación que tienen. 

No es una novela tan sencilla como podría parecer, no es difícil de leer pero sí de interiorizar, requiere de su tiempo y ella nos imprimirá su ritmo, simplemente tenemos que dejarnos llevar.

Obra recomendable totalmente, parece que en literatura no se puede hablar mal de la madre, pero al autora se adentra de lleno en lo complicadas que pueden ser las relaciones materno-filiales, quitándole el aura sacra a la madre y deslizándose en el dolor, el perdón y la redención.
 
El estilo de la autora me ha gustado, atrapado desde el primer momento, su prosa poética, sus metáforas... veremos como evoluciona en sus siguientes novelas, porque sí, desde luego voy a seguir leyéndola.
 
 
VALORACIÓN:
 


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